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QUIEN ERES SI IMPORTA, HAZLO SABER: EDUCACIÓN CONSCIENTE.

QUIEN ERES SI IMPORTA, HAZLO SABER: EDUCACIÓN CONSCIENTE.

Hace unos años, en la Escuela de Verano de la Academia Santo Domingo,  decidí homenajear a los alumnos más mayores que tenia, al final de los 2 meses de verano, en ese grupo, eran alumnos de bachillerato diciéndoles lo importantes que eran.

Me basé en un procedimiento creado en California por Hélice Bridges, fui llamando uno a uno a todos mis estudiantes de ese grupo de los mayores. Los saque a la pizarra, y fui diciendo a cada uno porque él o ella eran importantes para la clase y para mí como maestra ,al terminar  todos aplaudían y les entregaba la cinta  azul ,se las ataba  a la muñeca, a modo de pulsera, llevando  impreso el texto siguiente: “Si que importa quién soy”.

Para poder investigar la influencia que tendría en el entorno de cada estudiante, el reconocimiento recibido, di a cada estudiante, 4 cintas más y les encargó  que en sus ambientes las distribuyeran haciendo un ritual parecido al que hicimos ese día en la academia.

Luego estos debían hacer un seguimiento de los resultados de estos meritos, ver  los parámetros sobre los que se basaba cada alumno, para  elegir a las personas merecedoras del premio, y el motivo de ello, con todo esto hacer un informe explicativo y presentarlo en clase.

Los casos más impactantes, de aquella exposición, al leer el informe de cada alumno y sus elecciones  y motivos, fueron los siguientes:

 

Uno de los chicos, fue a visitar a un anciano antiguo  vecino suyo, que estaba ingresado en un asilo cercano, para esta persona fue muy importante este reconocimiento ya que llevaba algún tiempo solo  viviendo  en una residencia al haber fallecido su mujer, con lágrimas en los ojos le agradeció profundamente el gesto de aquel adolescente, la entrega de esa cinta azul.

 

Era una de las únicas visitas de ese mes, ya que  único   hijo y los nietos de ese señor se habían ido de vacaciones, y se encontraba bastante solo desde hacía tiempo, contaba el señor, emocionado, con lágrimas en los ojos,

Explico, que era uno de los días más alegres de ese verano, gracias a ese adolescente que había ido a regalarte esa cinta, en ese día y explicarle porque era especial, el adolescente, se acordaba de las bromas que le hacía en aquel ascensor, o de las chuches que le regalaba de niño, al acertar en que mano estaban escondidas, jugando a ser mago y a si le devolvía su balón, y fue también  para mi alumno uno de los días más importantes del verano.

Otro de mis alumnos fue a un hospital cercano, para poder visitar a un niño, amigo suyo, de un curso inferior, que estudiaba en su  colegio, y que ese año, no pudo terminar el curso, al detectarle un calciloma maligno en la cabeza, por este motivo, estaba ingresado recibiendo  el tratamiento de la quimioterapia, ya hacia unos meses, y se vio obligado a abandonar  el curso escolar.

Al llegar a la habitación a visitarle, el niño estaba con su madre, la cual se sorprendió, mi alumno, le explico, porque era importante para él, su recuperación, que en el instituto se le echaba de menos,  y que esperaba que se curara  pronto para volver  a asistir a clases, y poder jugar  a intercambiar cromos,  en los recreos del colegio, dicho esto,  saco esa cinta y pidiéndole su mano, se la coloco en la muñeca de ese niño y ambos se fundieron en un maravilloso abrazo, lleno de lagrimas y buenos sentimientos.

Gracias a este experimento, una docena de adolescentes, desconocidos entre sí,  salvo por el curso de verano de la academia Santo Domingo, lograron motivar, a otras personas, siéndoles útiles, en sus vidas, haciéndoles sentirse importantes,  reconocidos,  valorados, útiles, y oídos, que son las cosas más importantes que necesita un ser humano y en especial un adolescente.

Y a la vez,  mis alumnos, vieron  que al igual que la ley correspondencia, eran útiles también en las vidas de otras personas, en peores situaciones que ellos, dejando a un lado, por esos momentos de ser el centro de su universo,  algo  típico en adolescentes, y pudieron de esta manera, sentir, un gran gozo,  de la vida, de la gratitud, de la autoestima, y del servicio a la humanidad, a la que a nada se puede comparar.

 

Maite Garrigós Gutiérrez

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